La critatura más peligrosa es siempre la que no se reconoce. Desde la infancia acumulamos respuestas y estrategias en el inconsciente, en el fondo del enorme iceberg de lo que no conocemos de nosotros mismos. Eso nos condena en vida a una repetición constante de nuestros patrones que se hace espeluznante. “Otra vez igual” nos decimos. Hay veces que la vida también se pone terrorífica y colapsamos. Los sabios dicen que ese es el momento perfecto para poner todas nuestras facetas, monstruos o no, al servicio de una vida más plena. Si estás cerca harto de mirar hacia otro lado, quizá hayas encontrado aquí un lugar.