WENCES LAMAS //

WENCES LAMAS //

LUGO (1983) Entré en la terapia por necesidad, me quedé por voluntad, la ejerzo por amor.

Soy hijo y nieto de funerarios y pintores por la rama paterna y de maestras y escritoras por la rama materna. En mis dos casas ha habido graves problemas con las enfermedades mentales, depresiones y adicciones y a la vez una gran vocación artística, creativa y curiosa para combatirlas. 

Con 7 años llamaron del cole diciendo que en mis dibujos había mucha sangre. Benditos rotuladores rojos que tanto ayudaron a drenar mis heridas. Estudié bellas artes y desde los 19 años he trabajado en centenares de proyectos relacionados con la expresión: fui aprendiz de escenográfo, diseñador gráfico junior,  editor de vídeo en prácticas, guionista diletante, realizador audiovisual amateur, músico primerizo, ilustrador emergente, pintor sin experiencia, performer por profesionalizar, artista novato. 

He trabajado para marcas de motosierras y para galerías de arte, en teatros y en raves, eventos de empresa y fanzines, para la Casa Encendida y para los muñecos Barriguitas entre otros. En todos esos lugares fui componiendo una visión muy amplia sobre la palabra “expresión”, que me trajo grandes satisfacciones y grandes dolores y que se sintió coja y solo encontró su pilar maestro en el mundo de la terapia. 

Me he formado como arteterapeuta gestalt, arquetipos espirituales, proceso corporal integrativo, performance ritual, sandplay y escritura para terapeutas. Diferentes lenguajes que ayudan a adentrarme en el idioma del silencio interno. 

Sigo con una gran vocación de aprendizaje en mi trabajo híbrido entre la creación artística y la terapia, entre la expresión y el silencio interno. 

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HAZ TERAPIA //

HAZ TERAPIA //

Me llamo Wences y hago terapia. En ella, te acompaño a mirar tus monstruos. A que decidas cuales te siguen haciendo falta y para que. Juntos vamos al encuentro, incluso dentro de esos monstruos, con tu luz inquebrantable. 

La critatura más peligrosa es siempre la que no se reconoce. Desde la infancia acumulamos respuestas y estrategias en el inconsciente, en el fondo del enorme iceberg de lo que no conocemos de nosotros mismos. Eso nos condena en vida a una repetición constante de nuestros patrones que se hace espeluznante. “Otra vez igual” nos decimos. Hay veces que la vida también se pone terrorífica y colapsamos. Los sabios dicen que ese es el momento perfecto para poner todas nuestras facetas, monstruos o no, al servicio de una vida más plena. Si estás cerca harto de mirar hacia otro lado, quizá hayas encontrado aquí un lugar.

Utilizamos el juego, el arte, el cuerpo y la mirada aplicados a un proceso cuidadoso, amoroso y libre de juicios.

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